Juego y discapacidad

Es difícil definir qué es realmente el juego; existen distintas definiciones pero ninguna unánime. En el niño se trata de un área ocupacional esencial, ya que es a través de él como va adquiriendo el desarrollo en diferentes aspectos (social, cognitivo, sensoriomotor, perceptivo, afectivo, comunicativo), y llegando a ser un reflejo de su desarrollo.
A través del juego el niño:

  • siente placer
  • descubre el mundo que le rodea
  • adquiere habilidades que le ayudarán a adaptarse a las diferentes situaciones que se le presenten
  • comprende que puede influir en su entorno y que puede dominar la realidad
  • le proporciona un medio de expresión
  • promueve su imaginación y creatividad, desarrollando así su personalidad

Es por ello que se convierte en una herramienta útil para lograr objetivos educativos y valorar a la vez su evolución. Sin embargo, no todos los niños pueden desarrollar al máximo su juego. Los niños con discapacidad encuentran dificultades para desempeñar esta ocupación tan básica e importante. Por ejemplo, pueden tener problemas para manejar juguetes comercializados, o acceder a juegos de grupo como el fútbol, o participar en una partida de parchís por no diferenciar las fichas o no poder tirar los dados. Los juguetes pueden llegar incluso a ser un obstáculo para el aprendizaje.
Debido a la gran diversidad de discapacidades (motoras, cognitivas, sensoriales, perceptivas, relacionales) es difícil establecer unas pautas globales que sean útiles para todos. Por ello, lo aconsejable es contactar con especialistas que adapten u orienten el juego del niño. En este tríptico mencionamos algunas orientaciones, pero teniendo siempre en cuenta que es necesario individualizar las adaptaciones.
¿Qué se puede hacer?
Lo primero es ver en qué situación está el niño. Tanto los profesionales educativos como los familiares juegan un papel importante en detectar cuáles son sus características y necesidades.
Algunas ideas:

  • Elegir juegos que permitan cambiar las reglas, para así poder adaptarlos a las características de los niñ@s
  • Es una gran herramienta socializadora e integradora, por lo que puede usarse con estos objetivos dentro del aula. Intentar usar los mismos juguetes para todos, de manera que el niño con discapacidad no se sienta excluido
  • Procurar utilizar juegos adecuados a la edad del niño, aunque muestre dificultades para usarlos, pues un juguete para edades bastante inferiores no supone generalmente motivación
  • Dejar que el niño descubra que él es capaz de hacer; favorecer la exploración y participación activa
  • Es importante respetar las preferencias del niño (sin motivación no hay juego), y si muestra iniciativa, mejor
  • En muchos casos es muy importante ayudarle a idear el juego y a organizarlo; resulta muy eficaz el que inicie y finalice
  • Proporcionar juegos que promuevan el descubrimiento y no tengan una única manera correcta de jugar
  • Para aquellos niños con problemas de atención resulta muy útil adaptar el entorno, por ejemplo, retirando los juguetes y dejando sólo algunos, evitando así que se disperse y cambie constantemente de un material a otro
  • Usar juguetes que permitan adaptar los tiempos de respuesta
  • Tener en cuenta las características sensoriales del juego (¿calma al niño, o por el contrario resulta excitante?)
  • Si muestra dificultades de manipulación, proporcionarle un posicionamiento adecuado para el uso de sus manos (pies bien apoyados, mesa aproximadamente a la altura de la flexión del codo, asiento con respaldo)
  • Proporcionar piezas fáciles de manipular para niños con dificultades motóricas, de coordinación
  • Se pueden engrosar pinceles, pinturas… para que pueda agarrarlos mejor
  • Usar materiales que proporcionen estabilidad al juguete (antideslizante, velcro, base magnética…)
  • Existen ayudas técnicas especiales, así como juguetes adaptados comercializados para facilitar el juego